Botox y otras toxinas botulínicas, o en realidad todos los medicamentos, tienen condiciones de almacenamiento especificadas en su envase. Esto es para garantizar que cuando use el producto, este sea potente y seguro, y que tenga el efecto que espera. El problema es que las cosas no siempre suceden de acuerdo con lo planeado. Quizás mezcló una solución y el paciente no apareció para la consulta. Quizás se aprovisionó demasiado debido a un descuento por volumen. Quizás una de sus enfermeras estaba muy ocupada y dejó una caja en el escritorio o el refrigerador se apagó durante el fin de semana. Quizás su servicio postal dejó una caja en la entrada durante una ola de calor. En estas situaciones, puede encontrarse descartando el valor de cientos de dólares en toxina botulínica. ¡Qué gran desperdicio!
La buena noticia es que las investigaciones sugieren que las recomendaciones de a
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